Club Odyssey

Odyssey of the Mind es un programa educativo internacional que brinda oportunidades innovadoras de resolución de problemas para estudiantes desde jardín de niños hasta la universidad. Los miembros de un equipo, tienen la oportunidad de desarrollar múltiples habilidades a través de la solución creativa de problemas que van desde la construcción de dispositivos mecánicos hasta la presentación de su propia interpretación de los clásicos literarios.

El proyecto Odyssey en Formus se destaca además por la valiosa participación de padres y madres de familia quienes acompañan a sus hijos cumpliendo con el rol de Coaches.  Formus ha participado desde el 2006 destacando a nivel local y estatal, teniendo desde entonces, participación en cada uno de los mundiales en el que participan alrededor de 25 países.


EL INICIO

Por: Laura Nolla Fernández, mamá de Ignacio y Elena Guzmán.

“Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y de pronto te encontrarás haciendo lo imposible”. San Francisco de Asís

Me encontré esta cita en una circular de la escuela, realmente me sorprendió e impactó por lo cierto de la frase. Estoy encantada por la cantidad de gente que participó en los talleres de Odyssey que a mi buena amiga Mayra y a mí se nos ocurrió. Al principio pensé que era una locura todo lo que teníamos planeado, y de hecho sí, fue toda una locura.

Pero aprendimos que hay que hacerle caso a esos pequeños instantes de la vida que tenemos ganas de hacer algo, y de verdad, cuando se hacen y afloran del corazón, el resultado es asombroso.

Todo empezó cuando pedí una cita con Andrés Bolaños. Le platiqué a detalle la idea de hacer una asociación para los chicos participantes de Odyssey of the Mind. Acabábamos de regresar de Michigan, pues el equipo de mi hijo tuvo la oportunidad de participar en el evento mundial. Realmente como papás no sabíamos mucho acerca de este evento, pero cuando estuvimos allá, lo vivimos, y nos dimos cuenta de las dimensiones del mismo. Bueno, la verdad es que me quedé sin habla. Fue una experiencia muy valiosa para los muchachos y también para los papás que los pudimos acompañar. Son de las experiencias que te gustaría que te volvieran a suceder.

Todo el trabajo en equipo de Odyssey es muy enriquecedor, trabajar varios meses, ver cómo los niños de repente se desaniman, pero que no tiran la toalla. El trabajo de los coaches y co-coaches, su esmero, su paciencia, todo esto no tiene precio. Cuando ganaron los niños el concurso nacional y vimos la oportunidad de llegar al mundial, no dudamos en poder ir. Y lo que encontramos fue sorprendente. Fue la cereza del pastel. El ver a tantos equipos de todas partes del mundo con los mismos problemas y llegando a las mismas soluciones fue impactante.

Ya de regreso, tenía una lluvia torrencial de ideas. No me quitaba de la cabeza que Formus, sí Formus, la escuela de mis hijos, había obtenido un año antes un cuarto lugar a nivel mundial y un premio especial por creatividad extrema: “Renatra Fusca”

Yo quería conocer a estos chicos y que sus padres, coaches y demás nos pudieran platicar sobre esta experiencia tan bella.

Fue así que, Andrés nos dio la oportunidad de crear nuestro Club, donde los equipos tuviéramos un lugar de reunión, conocernos y poder impartir algunos talleres para aprovechar al máximo esta experiencia. La idea fue que todas las ganancias se destinaran a dar, aunque fuera una pequeña ayuda, a los equipos ganadores y así pudieran asistir al evento mundial.

Cuando Mayra y yo empezamos a platicar sobre la idea entre nuestras amistades del colegio, nos sorprendió la manera de reaccionar de muchas personas. Se explicó que esto era trabajo social y lo que queríamos hacer: dar a los niños un mayor aprendizaje sobre diversas técnicas que les podrían ser de ayuda en su trabajo de Odyssey.

Las ideas fluían y cada vez más gente nos apoyaba… Yadira Padilla, Maru Salazar, Ramiro Garza, mi esposo, Ignacio Guzmán, Ernesto Villarreal… a todos ellos nuestro más profundo agradecimiento. Han sido nuestros consultores y planeadores de actividades de los talleres.

Quiero agradecer a las mamás que ayudaron en la tiendita, Paloma Bolaños, Vanessa Sánchez, Diana del Castillo, Patricia Gómez, mi sobrino Manuel Jiménez y muchos papás que se acercaron para apoyarnos en todas las actividades.

Igualmente a todos los chicos de Formus, alumnos, ex alumnos ganadores del cuarto lugar mundial, que nos apoyaron en los retos y en darle vida a los talleres.

El inicio

EL INICIO

Por: Laura Nolla Fernández, mamá de Ignacio y Elena Guzmán.

“Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y de pronto te encontrarás haciendo lo imposible”. San Francisco de Asís

Me encontré esta cita en una circular de la escuela, realmente me sorprendió e impactó por lo cierto de la frase. Estoy encantada por la cantidad de gente que participó en los talleres de Odyssey que a mi buena amiga Mayra y a mí se nos ocurrió. Al principio pensé que era una locura todo lo que teníamos planeado, y de hecho sí, fue toda una locura.

Pero aprendimos que hay que hacerle caso a esos pequeños instantes de la vida que tenemos ganas de hacer algo, y de verdad, cuando se hacen y afloran del corazón, el resultado es asombroso.

Todo empezó cuando pedí una cita con Andrés Bolaños. Le platiqué a detalle la idea de hacer una asociación para los chicos participantes de Odyssey of the Mind. Acabábamos de regresar de Michigan, pues el equipo de mi hijo tuvo la oportunidad de participar en el evento mundial. Realmente como papás no sabíamos mucho acerca de este evento, pero cuando estuvimos allá, lo vivimos, y nos dimos cuenta de las dimensiones del mismo. Bueno, la verdad es que me quedé sin habla. Fue una experiencia muy valiosa para los muchachos y también para los papás que los pudimos acompañar. Son de las experiencias que te gustaría que te volvieran a suceder.

Todo el trabajo en equipo de Odyssey es muy enriquecedor, trabajar varios meses, ver cómo los niños de repente se desaniman, pero que no tiran la toalla. El trabajo de los coaches y co-coaches, su esmero, su paciencia, todo esto no tiene precio. Cuando ganaron los niños el concurso nacional y vimos la oportunidad de llegar al mundial, no dudamos en poder ir. Y lo que encontramos fue sorprendente. Fue la cereza del pastel. El ver a tantos equipos de todas partes del mundo con los mismos problemas y llegando a las mismas soluciones fue impactante.

Ya de regreso, tenía una lluvia torrencial de ideas. No me quitaba de la cabeza que Formus, sí Formus, la escuela de mis hijos, había obtenido un año antes un cuarto lugar a nivel mundial y un premio especial por creatividad extrema: “Renatra Fusca”

Yo quería conocer a estos chicos y que sus padres, coaches y demás nos pudieran platicar sobre esta experiencia tan bella.

Fue así que, Andrés nos dio la oportunidad de crear nuestro Club, donde los equipos tuviéramos un lugar de reunión, conocernos y poder impartir algunos talleres para aprovechar al máximo esta experiencia. La idea fue que todas las ganancias se destinaran a dar, aunque fuera una pequeña ayuda, a los equipos ganadores y así pudieran asistir al evento mundial.

Cuando Mayra y yo empezamos a platicar sobre la idea entre nuestras amistades del colegio, nos sorprendió la manera de reaccionar de muchas personas. Se explicó que esto era trabajo social y lo que queríamos hacer: dar a los niños un mayor aprendizaje sobre diversas técnicas que les podrían ser de ayuda en su trabajo de Odyssey.

Las ideas fluían y cada vez más gente nos apoyaba… Yadira Padilla, Maru Salazar, Ramiro Garza, mi esposo, Ignacio Guzmán, Ernesto Villarreal… a todos ellos nuestro más profundo agradecimiento. Han sido nuestros consultores y planeadores de actividades de los talleres.

Quiero agradecer a las mamás que ayudaron en la tiendita, Paloma Bolaños, Vanessa Sánchez, Diana del Castillo, Patricia Gómez, mi sobrino Manuel Jiménez y muchos papás que se acercaron para apoyarnos en todas las actividades.

Igualmente a todos los chicos de Formus, alumnos, ex alumnos ganadores del cuarto lugar mundial, que nos apoyaron en los retos y en darle vida a los talleres.

El primer taller se llamó “Team Building” enfocado a organizar al recién formado equipo; para que diseñaran algún logotipo, una canción o porra que los distinguiera como unidad. Hicieron sus acuerdos, reglas y horarios. En fin, era una lluvia de ideas para poder trabajar como equipo.

Este taller fue impartido por nuestra amiga Yadira Padilla, quien ya contaba con gran trayectoria en lo que al coaching profesional se refiere.

El segundo taller fue de Escenografía, más que enseñarles a cómo montar su escenario, consistió en darles tips de ensamblajes y abrirles un panorama de que pueden hacerse cosas más interesantes, novedosas y prácticas cuando usamos materiales reciclados. Había muchos niños, sobre todo los que ya habían participado en años anteriores, mismos que pudieron captar muy bien estas ideas y ponerlas en práctica, muy a su estilo, en sus presentaciones de este último torneo.

Este taller lo impartieron Gaby Grajeda y su esposo Carlos Zamora, quienes nos dieron una pequeña muestra de su gran talento y creatividad. Ambos son unos grandes artistas en toda la extensión de la palabra. Nos faltó tiempo para presentar todo lo que Gaby y Carlos tenían planeado, así que esperamos que en los próximos talleres puedan regalarnos un poco más de su trabajo.

El tercer taller tuvo un enfoque más hacia la actuación, maquillaje y vestuario con materiales reciclados. Le llamamos “Afinando Detalles”. Y el objetivo era poder ayudar a los equipos a poder expresarse mejor en el escenario, mejorar su postura, hacia dónde dirigir su voz, los puntos fuertes y débiles del escenario, maquillaje exprés… toda una cascada de información interesante para precisamente afinar sus presentaciones.

Para este taller contamos con la participación de Pinna di Costanzo que nos regaló un pedacito de sus conocimientos y experiencia en cuanto a trabajo de teatro. También nos hizo falta tiempo para presentar todo lo que Pinna tenía preparado. Además, en este taller tuvimos la oportunidad de disfrutar de dos pequeños cuentos que los niños tenían que escenificar y los escribió Mónica Flores. Las dos historias nos hicieron partícipes a todos y fue una delicia escucharlos. En todos los talleres se les ofreció la oportunidad de hacer retos espontáneos, tan importantes en el recorrido de trabajo de Odyssey. Y como club ese fue nuestro reto. Hacer en poco tiempo algo relacionado con el tema del taller recién impartido. Planear los retos fue todo un reto, la logística fue complicada, pero finalmente todo nos salió muy bien gracias al trabajo de nuestros consultores.

En el ciclo escolar 2019-2020 se inscribieron 6 equipos de nuestros alumnos y alumnas, y de ellos cuatro ganaron 1er. Lugar y dos ganaron 3er lugar. El total de nuestros alumnos que participaron fueron 35, todos menores de 12 años. El equipo de Andr­ea Rangel y Zully ganó el premio Mike Wazausky, este año por ser una presentación humorística y muy divertida.

Felicitamos a nuestros alumnos y alumnas y a todos los Coaches que los acompañaron en esta aventura: Carlos Infante, Jorge Taboada, Andrea Rangel y Carlos Juárez, David Morales e Isadora García.

Les compartimos ahora dos testimonios en palabras de papás coach, de la experiencia vivída en esta edición 2020.


Por: Carlos Heriberto Infante

“La mejor manera de aprender es tratando de enseñar, la experiencia como Coach de Odyssey es muy retadora, ves las cosas de manera muy distinta, entiendes lo que representa un equipo y cómo se aprovecha al máximo las capacidades de cada uno de los miembros para poder fortalecer al grupo en sí. Renuevas tu fe a través de esos pequeños que creen en lo que están haciendo, y confían en sus compañeros para sacar adelante su proyecto, el cual en si denota el gran trabajo en equipo que se debe realizar, no solo por parte de ellos, sino también  por los  coaches mismos, que aprovechando su experiencia en diferentes ramos buscan la manera de aportar para los niños, desde  conocimiento, tiempo y paciencia. Y no se diga de los padres, que con una confianza bárbara apoyan en hacer posible las reuniones y horas dedicadas a todo esto: al final nada más satisfactorio que ver la sonrisa de los niños al saber que lo han logrado,  terminaron  su proyecto y lo presentaron de una manera excepcional. ¿El resultado? aún no lo saben, no importa, han dado lo mejor de sí, y se sienten satisfechos por ello, al final, se logro un objetivo y las  sonrisas y abrazos entre  padres e hijos orgullosos unos de otros por lo logrado, es lo mejor que como coach te puedes quedar, un gracias, es suficiente para expresar lo que todos quisiéramos gritar.”


Por: Jorge Taboada / Mi experiencia con «6 UP» en Odyssey

 

Bruno (mi hijo de 4 año de primaria) me invitó a que fuera su Coach de Odyssey en septiembre y yo acepté con gusto pero «temeroso». Mi inexperiencia con obras de teatro y con aspectos de docencia me hacía sentir inseguro, pero como en muchas otras cosas en la vida, nunca estás totalmente listo.

Me tocó un grupo de 6 niños y niñas muy diferentes, pero se conocían entre ellos y ya eran amigos. Para mí fue un proyecto muy interesante que definitivamente me sacó de mi «zona de confort» y me enfrentó a situaciones manejo de emociones entre los niños, alegrías, pleitos, y sobre todo tener que someter mi voluntad de querer tener yo el control y dejar que los niños decidieran y llevaran a cabo su alucine. Eso sí, muchas veces encauzar sus ideas dispersas y ayudar a aterrizar.

Mi esposa Claudia (co-coach) fue clave para el éxito. Obtuvimos un gran resultado y con un puntaje muy alto: Primer lugar en Problema 3 – División I. A pesar del trabajo muy intenso de las últimas semanas y algo de estrés, logramos hacer un solido equipo y una buena amistad con sus papás, que siempre estuvieron apoyando y al pendiente de todo.