Armando Estrada

Úrsula Werren Uebersax
13 octubre, 2017
Susana Cuilty Siller
13 octubre, 2017

Quiero saludar a todas las generaciones de personas que hoy están aquí y que comparten un poquito de la vida de Úrsula siendo padres de familia, maestros, estudiantes, amigos.

Quiero agradecer a su familia por prestarle a Úrsula al mundo, por compartirla con todos nosotros.

Y los quiero saludar así, como en una celebración porque me siento como si fuera Navidad y estoy frente al arbolito, que está lleno de esferas y luces de todos colores, y que debajo del árbol hay un regalo especial y muy bien pensado para cada uno de ustedes.

Me siento como la mamá en Navidad que sabe qué regalo es para cada quien y dónde está y cómo está envuelto y al verlos a todos no puedo sino pensar en lo felices que cada uno de ustedes serán cuando abran su regalo.

Este es el regalo de Úrsula. Uno más de tantos. Pero puedo anticiparles que es uno entrañable, que nace de lo más profundo de su corazón y de su vocación. Es un regalo que ha tomado tiempo preparar. De hecho toda la vida. Pero aunque es un regalo que se ha ido haciendo con el tiempo nunca había sido tan necesario y tan vigente como hoy.

El regalo no es un libro, es ella misma, contada a través de muchas de sus historias que ella ha querido llamar pinceladas.

El nombre está muy bien escogido, porque son apenas un brochazo a una vivencia, son reflexiones breves y profundas de todo tipo de momentos y experiencias, principalmente con niños y niñas, todas ellas meditadas al interior de su corazón para entenderlas y saber qué las conecta con quien ella más profundamente es. Son pinceladas llenas de colorido, de vida, y de una enorme esperanza.

Después de saludarlos quiero decirles que me siento enormemente privilegiado por esta oportunidad. Es para mí un honor sentarme humildemente junto a una Maestra con mayúsculas y tener la oportunidad de conocerla de forma anticipada a todos ustedes a través de este gran regalo que es Pinceladas.

Y quiero compartirles que en un principio me fue fácil decirle a Úrsula, “pero claro, cuenta conmigo.”

Con el paso de los días y conforme iba leyendo cada historia y cada página, e iba entendiendo la dimensión del amor desde la que está escrito este libro, me fui sintiendo cada vez más preocupado, imagínense la responsabilidad que tengo delante de mí.

Mi amigo Ken Leinbach que es estadounidense recientemente terminó de escribir un libro y me platicó cual fue el proceso que siguió.

El fundó y dirige un centro de educación ambiental en Milwaukee y hace muy poco tomó unos meses para escribir sobre el centro y la importancia de la educación para la apreciación y conservación de la naturaleza.

Su asesor editorial le dijo que para escribir su libro lo primero que había que pensar es en el lector ideal que tendrá en sus manos la obra, le dijo que era importante describirlo con el mayor detalle posible, de qué edad, con qué rol, en qué condiciones y contextos. Y después de imaginar todo ello, ahora sí escribir el libro como si se tratase de una carta de amor para ese lector.

Y volviendo a la analogía con el día de Navidad, creo que Úrsula se ha encargado de incluirnos a todos en esta lista especial, ha pensado en cada uno con gran amor.

Estoy seguro de que sin excepción cada uno nos veremos reflejados y enriquecidos al leer sus Pinceladas y seguramente –como lo he sentido yo- concluiremos la lectura de cada historia sintiéndonos bien de que alguien se haya encargado de poner en palabras tan claras, las formas más constructivas de apreciar el aprendizaje de un niño o de una niña, y también de un papá o de un maestro.

Pareciera que es sencillo presenciar cada vivencia con la mirada de Úrsula, ver la vida como ella la ve, pero luego de leer y vislumbrar los mensajes y lecciones que cada historia tiene, es claro que esa mirada pura para entender con claridad las cosas es resultado de un cultivo espiritual muy elevado, y basado en una altísima apreciación por el otro y su contexto, especialmente tratándose de los más pequeños y de quienes tienen una necesidad especial.

Y puedo decir también, que en su escritura Úrsula no se olvida de nosotros, que somos padres de familia y maestros, que aún con la mejor de las intenciones metemos la pata en cada oportunidad de formación de nuestros hijos y alumnos. A nosotros Pinceladas nos va llevando suavemente a ver con esa mirada, a ir contrastando con delicadeza nuestros paradigmas de enseñanza.

En este libro Úrsula nos muestra el alma de una educadora. Es capaz de ver lo que todos vemos y pensar lo que nadie pensamos. Úrsula va por ahí, lo mismo en la escuela haciendo equipo día a día con los desafíos escolares, que en la playa “descansando” y contemplando los ambientes no escolares donde los niños aprenden, que en el supermercado también observando y encontrándose amorosamente con cualquier oportunidad de aprender y ser testigo de ese aprendizaje.

Quizá los protagonistas de esos encuentros, muchos de ellos aquí reunidos hoy recordarán o no muchos momentos incluidos en el libro, pero como dice bien Andrés su hijo en su introducción, aunque para ellos haya pasado rápidamente y lo hayan olvidado, Úrsula si lo recuerda y ha atesorado esas experiencias para compartirlas hoy con nosotros. Estos encuentros que tenía reservados para ella los podemos disfrutar ahora nosotros.

Me preguntaba al leer las historias para preparar estas líneas cómo un libro puede captar la esencia completa de una persona, con ello quería saber si habría que conocer personalmente a Úrsula, haber coincidido con ella, estrechar su mano, darle un abrazo, escucharla decir buenos días por la mañana frente a los alumnos y maestros o cualquier otro de sus gestos para captar la riqueza del libro en toda su dimensión.

Quería saber cómo es posible transportar a las palabras escritas de un libro la gran sonrisa y ojos bien abiertos de admiración por todos y por todo que tiene Úrsula.

Por supuesto que quienes tenemos el privilegio de conocerla tenemos esa ventaja, pero creo que como buena educadora que es, Úrsula deja ver a la persona que ella es fielmente a través de sus aventuras de aprendizaje en todo tipo de escenarios.

Quienes la lean aunque no la frecuenten si podrán conocer sus gestos y curiosidad, su calidez y su única ambición que puedo resumir con 4 letras C: Conocer, compartir, con conciencia y corazón.

En una de estas historias Úrsula agradece a sus maestros por su vocación y despide el texto diciendo “todos somos maestros y todos somos alumnos”.

He estado pensando en un proyecto que tiene la organización en la que trabajo y que tiene por objeto la renovación de la cultura escolar en las escuelas públicas: queremos transformar la forma de colaborar, de comunicarse, de tomar decisiones para que se conviertan en el mejor lugar para trabajar, en el mejor lugar para participar y en el mejor lugar para aprender.

Creo que Úrsula, con esas dos líneas “todos somos maestros y todos somos alumnos” me ha ayudado a entender lo que significa en el fondo esa cultura escolar renovada.

En primer lugar, significa que todos tenemos oportunidades para enseñar algo, pero primero debemos aprenderlo.

Dos. Si al educar estamos abiertos a aprender, seremos capaces de escuchar más finamente a nuestros alumnos y sus necesidades, y podremos verificar si nuestra lección quedó sembrada en tierra fértil.

Tres. En el gran orden de las cosas no existen diferencias entre nosotros. Todos por igual tenemos el derecho y el privilegio de ser escuchados y de escuchar.

En resumen, cuando formamos, lo hacemos también con nuestro espíritu, con todo nuestro ser y con nuestras intenciones.

Esto me lleva a pensar lo importante que es que este libro se vuelva un libro de texto en la formación de los maestros de nuestro sistema educativo.

Qué importante es que padres y maestros sintamos junto con nuestros hijos y alumnos la curiosidad por aprender y encontrar nuevas respuestas, nuestras propias respuestas.

Puedo imaginarme escuelas y comunidades llenas de curiosidad, de esa curiosidad sana basada en el humor, en la exploración y el descubrimiento de algo maravilloso por venir. Las veo llenas de deseos reales de una mejor educación para todos, donde todos somos parte pues como repite una y otra vez Úrsula, “cada uno tiene y tenemos algo que hace falta a otros”.

Este no es un libro romántico, como cuenta la historia de Lily y la iguana en unas vacaciones de playa y todas las cosas que equivocadamente hacemos los padres para hacer que los hijos nos obedezcan. Pero sin ser un libro romántico, hasta los sucesos difíciles tienen una mirada desde la solidaridad y la empatía.

Está también lleno de experiencias entrañables como el diálogo de Úrsula con Sebastián ante la llegada de un nuevo hermanito a casa. Ya se pueden imaginar el deleite que resulta leer esos encuentros.

No se lo imaginen, lean el libro.

Hay muchas Pinceladas que citan a voces de especialistas nacionales e internacionales que Úrsula se encarga muy bien de traducir y poner en contexto de situaciones específicas donde el conocimiento puede ser aplicado.

No es extraño que quizá la palabra más repetida por Úrsula sea sorprenderse. No de esa sorpresa ajena, de extrañamiento. Sino de una total implicación y complicidad, casi como de una travesura.

Quizá sea por eso que luego de leer y releer las historias y llevándolas a la realidad del día con día, uno también se va implicando y dejándose sorprender, cayendo en cuenta de la enorme esperanza que hay cuando hay niños cerca, de que las cosas tienen remedio y que de cada experiencia hay algo que aprender cuando tenemos esa disposición, y de que al ir saboreando nuestra vivencia de las cosas, vamos construyendo quienes somos y dándole sentido a nuestra existencia.

Le doy gracias a Dios por Úrsula, a ese Creador y Padre Bueno como ella misma nos lo presenta.

En este México que se construye y reconstruye Úrsula es como uno de esos topos que nos sorprenden y enorgullecen, como ellos, ella trae consigo una nueva oportunidad para muchos niños y sus formadores.

La puedo ver levantando su mano para hacer el silencio necesario y escuchar con atención la voz de un niño y sus necesidades, para sacarlo de un entorno asfixiante de expectativas y estigmas y ayudarlo a llegar a su plenitud.

Fernando Reimers, un Profesor de la Escuela de Educación de Harvard cierra la introducción de su último libro con una idea muy especial que se ha quedado en mi cabeza desde que la leí. “La Educación es el mejor invento que ha tenido la humanidad”.

Después de leer cada narración y la vida que Úrsula ha impreso en cada historia, puedo decir con absoluta seguridad que Úrsula se ha encargado de convertir ese gran invento en una obra maestra, pues la ha embellecido y humanizado con su visión de esperanza con muchas Pinceladas.

Armando Estrada

8 de octubre de 2017


Armando Estrada es director de Via Educación A.C. una organización de la sociedad civil que busca generar oportunidades de desarrollo social sostenible a través de la educación.

El propósito de Vía Educación es liberar el potencial de la sociedad para transformarse a sí misma.

Es Ingeniero industrial y de sistemas del Tec de Mty. y egresado de la maestría en Educación de la Universidad de Harvard.