Plática del maestro Antonio Guerrero Aguilar sobre Altares de Muertos

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El viernes Primero de noviembre disfrutamos de una amena charla impartida por el profesor Antonio Guerrero Aguilar, quien con un particular humor nos compartió el origen y significado de los Altares de Muertos en México.

El Altar de Muertos es una alabanza a la vida a través de los recuerdos de quienes han partido. Remembrar a personas queridas, cuya trascendencia nos sigue llenando de nostalgia, de sentido y de vida.

El Altar de Muertos no tiene su origen en la cultura prehispánica, sino en la época de la colonia, cuando los misioneros tratan de introducirnos al catolicismo, y toman algunos elementos prehispánicos como parte del sincretismo religioso. Es decir, toman tradición y costumbres prehispánicas y las llenan de nuevos símbolos católicos, como las cruces, santos, veladoras, entre otros.

Los elementos básicos de un altar son: Papel picado de colores, banquete, sahumerio con incienso o goma de copal, plato con sal, cruz de cal en el piso, camino de flores de la puerta al altar, juguetes, velas y veladores, objetos personales del difunto, calaveritas, flores, pan de muerto, vaso de agua, comida típica para la ofrenda.

La tradición dicta que el altar debe constar de 7 partes o gradas, ya que el 7 es el número de la perfección que integra el 4 (lo material) y el 3 (lo inmaterial). Los primeros 3 escalones recuerdan las etapas de la vida: niñez, adultez y vejez. Debe tener una mesa cubierta con mantel blanco y los retratos de los difuntos, si no hay retratos se ponen calaveritas de azúcar con sus nombres respectivos. A cada lado se pone una veladora, se agregan platillos, bebidas y dulces. Se tiene la creencia de que los difuntos llegan a la tierra a degustar y ver las cosas que les agradaban en vida.   En el séptimo escalón debe ir una cruz.  Los arcos son las puertas entre la vida y la muerte. La cruz representan las bendiciones y el lugar donde se junta el cielo, la tierra y los cuatro puntos cardinales.

Agua. Elemento representativo de la vida. Se coloca en vasijas o vasos para calmar la sed del espírtu que viene del otro mundo. Para los mayas, los cenotes representan las puertas de Xibalbá (el infrmanundo maya).

Tierra. Representa el plano al que los muertos vuelven, siendo representada por frutos, semillas, especias y otros regalos de la tierra.

Viento. El papel representa el viento que se respira en vida.

Calaveras. De azúcar, chocolate y amaranto, nos recuerdan que la muerte es lo único seguro en esta vida y por ello se le debe respeto.

Comida y bebida. Para que el viajero cansado recuerde las delicias de estar vivo.

Camino de pétalos de flor de cempasúchil. Se coloca desde el altar a la puerta de la casa para que el muerto pueda andar sobre él.

Aromas. Se perfuma el altar con copal y otras esencias para mostrar al difunto el camino a la tierra y al mismo tiempo, para purificar su forma espiritual y pueda permanecer en la tierra.

Son muchos los símbolos que nos regala esta colorida tradición mexicana, motivo por el cual fue declarada por la UNESCO como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Gracias al maestro Antonio Guerrero Aguilar, por compartirnos sus conocimientos y su pasión por las costumbres y creencias de nuestros ancestros. Gracias al APF por su entusiasta participación en los eventos culturales de nuestra comunidad.


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